Los días pasan increíblemente rápido acercándonos, a quien más y a quien menos, al abismo del primer exámen. Un precipicio de nervios y de sentimientos de culpabilidad por lo que pudimos hacer y no hicimos durante los dulces meses de pereza que quedaron atrás.
Y pasan los días increíblemente rápido y no cunden por más que nos esforcemos y estén, nuestros ojitos queridos a puntito de reventar en sangre de tanto fijar la vista en la dichosa pantalla del ordenador.
Y te prometes a tí mismo, como si fueras capaz de creértelo que el próximo quatrimeste te pondrás las pilas; pero la vida es para disfrutarla, te dices luego, y los días de prisas y agobios vienen solitos. Y en realidad es cierto, qué narices!
Viva la pereza y los ojillos rojos, y si no mírate a tí misma; delante del ordenador escribiéndo cualquier tontería, por no perder la costumbre.
* a todos los que creen que saben estudiar
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